Ojo mestizo

Artículos, comentarios, reseñas y literatura propia

My Photo
Name:
Location: Tepic, Nayarit, Mexico

Investigador de Historia dentro del INAH. Improvisador de música y de vida.

Thursday, December 15, 2005

Pearl Jam en México.
Esto fue el 10 de diciembre en una noche apresurada, como si el calor del zócalo y el candidato Obrador inundaran a la ciudad con su fétida vibra; en el metro, en la calle, en el tabaco mismo. Llegué tarde porque estaba lidiando entre irme en el metro o tomar taxi. Primero entré a la estación Bellas Artes y después de ver cómo todos se apresuraban para dejar su condición de humanos y mutar a sandwiches navideños, no dejaban opción de sumarme. Llegó otro metro y la misma onda llena y yo no podía hacer justicia a mis carnes flacas porque traía tremenda mochila en espalda llena de calzones, pantalones, chamarras, mezcal (paseado y poco usado), botas, en fín...
Pero se fue el vagón y en el piso estaba un cuadrito de papel muy llamativo: billete de cien varos. ¡Ahora sí, guey! Pensé rápido en irme en taxi y dejar a la gentuza con su frustración a cuestas.
Salgo a toda madre, tentando a discreción el billetito para ver si seguía en el pantalón. Taxi lleno, otro lleno, otro lleno y caminé cuadras como si fuera impulsado por fuerza astral casi veinte minutos y sintiendo que no llegaría al Palacio de los Rebotes (donde era el toquín). Chale, yo quiero ver a Mudhoney y la ciudad tan apática. Descansé un poco viendo escenas de concierto metalero en una gigante televisión de tienda de música. Ahh, era un baterista tocando doble pedal y tirando acá la onda a la Portnoy. No pude reconocer qué banda era porque cerraron las cortinas y seguí el camino que me llevaba a nada. Venía un taxi vacío e hice la parada pero una pareja se adelantó y entraron bien gandallas. No pude más y hablé al tel de un amigo que se las sabe de todas todas. -Oye guey, ¿cómo estás? Tengo un problema fuerte. Estoy en Bolivia entre tal avenida y no sé qué hacer.
De poca madre el Toño y me dice que regrese al metro a la estación Allende y me lance, que no había de otra. Regreso a Allende y como por arte de magia, todo tranquilo. No podía creer el tiempo que perdí en hacermela de burguesito y gastar mis energías a lo pendejo. Rápido llegué a la Estación Velodromo. Me bajo en chinga y en una de las puertas pedí información sobre dónde dejar mi costalote marca pipila. Me recomendaron que en cualquier tiendita de esas que llegaron a vender todo lo de la Banda de la noche. Con escepticismo hice caso, pues qué otra quedaba. Imaginaba que saliendo del evento, no estaría el puesto y hasta de pendejo le pagué por adelantado al muchacho. Es que serás pendejo Memo, sí hasta el morralito con el discman, ¿no te faltó dejarle la billetera, mijo?
Entro después de 5 minutos de fila. Escuché que alguien tocaba pero me decía, No, que no séa Mudhoney, y si era. Creía que no porque mucha gente estaba tranquila entre escaleras, pasillos, comiendo, tomandose fotos, pero muy cerca del acceso pregunté dónde quedaba mi asiento y me mandaron al palco E ¡atrás del escenario! Puta madre, qué chido, pagué el boleto más barato y me mandaron al lugar perfecto que un pobre puede desear.
Entré como loco y me acomodé y pude aplaudirle 2 veces a los Mudhoney que si bien no fueron super espectacularmente recibidos, no se fueron sin sus aplausos generosos y nada de que ¡ya bajense, putos! Ojalá después de esta gira la gente les compre porque es una bandototota. Desde que estaba formado escuchaba los alaridos del potente de Mark Arm, y no preciso datos pero creo que era la séptima canción (On the move) de 11 cancioncillas punk-surf dignas de altar. Subí las escaleras sintiendo tener una patineta en mis patas al ritmo de Suck your dry (un hitazo) y no tuvo madre esa correteada que si no fuera por el cigarro, le gano a la Guevara. Sentado disfruté ya, viendoles tocar Hard on for war, In ´n´out of grace y su gran despedida de suelo mexicano con Hate the police. Aunque ya sabía que regresarían para tocar junto a Pearl Jam. Se terminó y pasó un buen rato para que llegara Pearl Jam. Hijoles, qué nervios y lo peor es que no tienes con quien compartirlos así como fui yo, solín.
Una coca, cigarros, sueter pa fuera y greña suelta. Aclarando la garganta y como veinte minutos de afinar instrumentos, empezó a sonar la versión castellana de Last Kiss y ahí vamos de pendejos a cantarla, pero al rato sale con su guitarra don Vedder y a partir de ahí, desde el inicio con Better man acariciado por nuestras gargantas. La vibra muy interesante, buena coordinación entre la gente y la banda. Lo que más me molestó fue que dejaron fuera temas del No code. Al menos Habit, pero bueno, son pearl jam y se les perdona todo al momento en que Mike iniciase y terminase Last kiss con el riff inicial de River of deceit (Mad season) y todos emocionados; la energía desbordante que provenía de Blood, un público tímido frente a un momento en que parecía estar dedicado sólo a gente como nosotros, avanzados y sedientos todavía de música agresiva y desmadrosa, con un Eddie hasta las chanclas y dandole en la madre a su garganta vieja; Un man in the hour totalmente desgarrador al igual que Nothing man, sólo tocada para nosotros en ese gran cierre por latinoamérica; el interminable coro que sostuvimos en Black (6 minutos de "tu ru ru tu tu ru ru"); las panderetas que volaron por todo el palacio en Keep on rocking on the free world, pura fiesta; sentir el corazón retumbar a cada rato gracias a Cameron... En sí, como dice José Manuel Aguilera, un concierto es una sucesión de sensaciones que es dificil darles orden en una reseña, porque todo pasa como un sueño. Sucede lo mismo conmigo.
Después de salir, adquirir chucherías y caminar mucho rato hasta cachar un taxi que me llevara a la central camionera para venir a Tepic, todavía en el camión venían personas que fueron a verles. Hace días conseguí el bootleg de Mudhoney junto con todos los shows de la gira sudamericana de P J y lamento haber llegado tarde porque me perdí del inicio con Mudride.
Y bueno, no sé qué sea de mi, si podré verles de nuevo en vivo, pero creo que vale la pena intentar soñar con apreciar a Pearl Jam porque no creo que Mud vengan a México de nuevo.
El concierto pudo haber estado más nutrido como el de Monterrey, me perdí al Hijo del Santo cargando a Vedder (eso sucedió el viernes) pero la magia sigue y lo mejor es compartir un poquito de esto, ya sea con esta reseña y más específico cuando esa magia, gracias a los celulares llega a Lima, Perú y Tijuana y Reforma de México.

Labels:

1 Comments:

Blogger Rioux said...

Wow!... también estuve ahí!... he visto tres veces a Pearl Jam en México y las tres noches fueron magicas. Impresionante ver el Palacio mientras entonan Black... hermoso!
Saludos!

11:10 AM  

Post a Comment

<< Home